IA emocional, ¿empatía artificial o invasión?

Publicado el 26 Agosto 2025
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En un mundo donde las máquinas no solo responden, también “sienten”, la pregunta ya no es si la Inteligencia Artificial puede pensar… sino si puede entendernos emocionalmente: ¿Estamos frente a una herramienta empática o una nueva forma de vigilancia disfrazada de amabilidad?

El algoritmo que te entiende (¿o solo te observa?)

Imagina que estás escuchando una canción y tu celular, sin que digas nada, detecta que estás triste. Así que cambia la canción, te sugiere otro tipo de música, e incluso adapta su tono de voz para sonar más “comprensivo”. Suena bien, ¿no?

Esto ya es posible gracias a lo que hoy conocemos como IA emocional: sistemas capaces de reconocer, interpretar y responder a las emociones humanas. Las cuales pueden reconocer en las expresiones faciales, los tonos de voz, los gestos y el texto.

Algunas aplicaciones de la IA emocional son:

  • Atención al cliente: Bots que ayudan a personalizar la interacción con personas basada en sus emociones.

  • Terapia y apoyo emocional: Chatbots y asistentes virtuales que ofrecen apoyo emocional y terapia conversacional.

  • Educación: Sistemas capaces de adaptar la enseñanza y el aprendizaje a las emociones y necesidades específicas de cada estudiante.

  • Videojuegos: Creación de personajes y experiencias de juego más inmersivas y personalizadas al responder a las emociones del jugador.

  • Marketing y publicidad: Análisis de datos emocionales que permiten a las empresas entender mejor las reacciones de su target.

¿Y cuáles son los riesgos?

Aquí es donde tenemos que prestar atención.

Lo positivo:

  • Personalización de acompañamiento
  • Terapias de exposición con realidad virtual
  • Predicción de trastornos mentales
  • Asistencia en el aprendizaje y desarrollo personal

Lo preocupante:

  • ¿Quién garantiza que esos datos emocionales no sean manipulados?

  • ¿Realmente queremos que una app sepa cuando estamos tristes, enojados o asustados?

  • ¿Y si la IA se equivoca y actúa con base en una emoción que no estamos sintiendo?

  • ¿Qué parámetros hay para identificar estas emociones?

Además, muchos de estos sistemas tienen sesgos. Por ejemplo, pueden interpretar de forma errónea expresiones en personas de culturas distintas.

Un estudio realizado por la Universidad de Stanford reveló que los usuarios que recurren a chatbots de IA en casos de crisis graves es altamente probable que reciban una respuesta inapropiada o peligrosa, agravando el episodio o la salud mental del individuo.

Es por eso que tenemos que ser conscientes de las tecnologías que utilizamos y la manera en que lo hacemos, el estudio determinó que el uso de IA con fines terapéuticos aumentó exponencialmente estos últimos años.

La pregunta clave: ¿para qué y para quién?

La tecnología no es buena ni mala, todo depende de cómo y para qué se use. La IA emocional tiene un enorme potencial, pero también exige una conversación seria sobre ética, consentimiento y privacidad. La línea entre empatía artificial y vigilancia emocional puede ser más delgada de lo que creemos.